Hola me llamo Damiana.
Ella es mi madre de corazón, ella es la que me crio y me amó, vine con ella cuando apenas tenía dos años, desde el primer momento, me trató como una hija, ella nunca se casó, ni tuvo hijos, toda su vida se dedicó a su profesión, la medicina, recuerdo que ella tenía su consultorio en la casa y siempre se hacía tiempo para llevarme al parque a jugar.
Un día salimos como siempre camino al parque y a una cuadra de la casa le jalé el vestido y le dije, en nuestro idioma guaraní, porque somos de Paraguay y aquí hablamos el guaraní y el castellano, ¿Puedo preguntarte algo?, ella se sentó por sus piernas y me dijo dulcemente, ¿Sí? y le hice la pregunta que cambiaría para siempre nuestras vidas ¿puedo llamarte mamá?, ella sin dudarlo dos veces me contestó con una sonrisa y un fuerte abrazo con un por supuesto.
Ella nunca me ocultó quienes eran mis padres biológicos, al contrario hasta hizo que siguiera en contacto con ellos.
A los 9 años me ocurrió algo espantoso, el sobrino de ella junto con su papá, me violaron, tontamente callé pensando que no me creerían.
Sin darme cuenta empecé a cambiar en mi forma de ser, me volví cerrada con las personas que amaba, pero mi abuelo de corazón fue el primero en darse cuenta, y me preguntó si me pasaba algo, no podía mentirle y se lo dije, pero no podía decírselo a mi mamá.
Hasta que sucedió algo que me haría hablar, mi mamá iba a hacer un viaje y me dijo que me dejaría en la casa de su hermana, ósea en la casa de mis violadores, sin pensar dije, "prefiero estar muerta a que me dejes ahí" en ese momento ella me dijo, ¿Quién te hizo daño?...
Sin dudar le conté todo y para mi sorpresa me creyó y me apoyó, desde ese momento su hermana y flia empezaron a odiarme.
Así seguí mi vida hasta que a los 27 años el mismo que me había hecho daño a los 9 años me volvió a atacar, hasta el punto de lesionar mi columna, hundiéndome dos vértebras, nuevamente mi mamá me defendió y hasta se distanció de su hermana.
Yo dejé hasta mi facultad por el miedo de salir a la calle, pasaron 6 años y no aguante más la poca distancia que había entre una casa y otra, así que hablé con mi mamá y le dije que quería independizarme, y ella estuvo de acuerdo, me mudé a una de las casas que ella sin que yo lo supiera, ya había puesto a mi nombre.
En ese ínterin conocí a un hombre que aparentemente era un cordero, pero en realidad era una bestia.
Me golpeaba, casi todos los días, me robaba mi plata, incluso empeñaba las pocas cosas que tenía, no me dejaba salir por ese motivo tuve que dejar de verle a mi mamá, en ese momento mi mamá cae enferma, le dio un derrame, y su hermana se hace cargo de ella, cuando pude salir del infierno que vivía con el hombre ese, volví para verle a mi mamá, la pude ver unas dos a tres veces hasta que mi supuesta tía me prohibió la entrada, hasta cambió las cerraduras de la entrada.
Empezaron a decirme que yo lo único que quería era la plata de mi mamá que también era mi madrina.
Me sentía destrozada pero Dios siempre pone en tu camino a sus ángeles, cuando menos esperaba volví a tener contacto con un viejo amigo que me apoyó y que poco a poco me volvió a hacer confiar, él es abogado, y empezamos a tratar de recuperar de que mi mamá esté a mi cuidado, pero no lo logramos, este amigo hoy es mi compañero de vida, es mi marido, con el cual ya tengo un hermoso hijo.
La peor parte de esta historia es que el 1 de mayo del 2018 mi mamá falleció, nadie me avisó, me enteré ya el 4 de ese mes, mi corazón se curubicó, mi mundo se cayó, porque lo único que yo quería era poder volver a estar con ella.
Nunca me importó lo material, lo que ella me dejó, a ella le nació dejarme. Ella siempre decía que le duela a quien le duela yo era su hija y eso nadie iba a borrar, las dos nos amábamos porque siempre fuimos nosotras dos, para todo, su hermana sólo aparecía cuando necesitaba de ella.
Lo que quiero enfatizar con esto es que la familia muchas veces no es la de tu propia sangre, Dios me dio la oportunidad de elegir a una mamá, la quise, y siempre la querré porque a ella le debo lo que hoy soy, los valores los aprendí de ella por eso siempre le estaré agradecida.
No la lloro más porque sé que está conmigo a cada instante de mi vida.
Espero que les pueda ser útil de alguna manera mi historia.
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