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Los recuerdo cada día con amor, ese amor verdadero que siempre me brindaron y estuvieron conmigo.

Actualizado: 14 abr 2021





Mi nombre es Leidy Jazmín Velásquez Sepúlveda y actualmente tengo 28 años.


Soy de Colombia y a mis 26 años perdí a las personas más importantes de mi vida.


Así inicia mi historia.






Mayo 10 de 2019 viaje a la Virginia Risaralda con mi papá Gildardo Velásquez a una cita médica de control, ya que mi papá era hipertenso luego de la cita seguimos el viaje a Pereira Risaralda, en el taxi mi padre se enferma gravemente hasta desmayarse, yo muy asustada, llorando sin saber que hacer le pido al taxista llevarnos a la clínica más cercana, al llegar mi padre ya había reaccionado pero no podía caminar lo sentaron en una silla de ruedas y a la espera de ser atendidos, fue una muy buena atención por parte de los médicos.



Y yo ahí al lado de mi padre sin saber que pasaba, ya que a los 81 años que tenía mi padre era la primera vez que se enfermaba de esa manera y yo no comprendía por qué pasaba eso.


Mi padre fue conectado a muchos cables para revisar su corazón no era fácil para mí verlo ahí, ya que al intentar arrancarse todo lo tuvieron que amarrar y yo solo decía dentro de mí, nunca me imagine tener que pasar por esto con mi padre. ¡Que duró Dios!


Las cosas no andaban bien con él, fue trasladado a otra clínica, lo dejaron en cuidados intermedios con supervisión y con los mismos cables y varios días amarrado, no era fácil lo que estaba pasando.


Familiares y yo nos ayudábamos en los turnos para estar con él, ya que no podía permanecer solo y necesitaba ayuda para sus necesidades.


Yo en lo personal trate de estar mucho con él durante esos 12 días que estuvo en la clínica, no me importaba lo cansada que estuviera no lo quería dejar solito.


Cada día al verlo mejorar, yo agradecía a Dios por la recuperación de mi padre.


Pero… La realidad era otra que yo aun no la sabia.


12 días después me entregan a mi padre con oxígeno permanente y muchos cuidados especiales, también tenía neumonía debía ser inyectado dos veces al día así que aprendí a inyectarlo, yo quería hacer todo para que el estuviera bien y se que lo hice, pero muchas veces la realidad es otra.


No dude ni un segundo en traérmelo para mi casa, no quería que nadie más lo cuidara y así fue, yo trabajaba en el día entonces busque a una amiga para que lo cuidara mientras yo no estaba y se encargará de las comidas, las medicinas y en las noches yo lo cuidaba y así trasnochada, cada día me iba a trabajar, siempre estando al pendiente de él.


Mi padre durante gran parte de su vida había fumado muchos cigarrillos.


Fueron pasando los días, pasó un mes y cada día veía a mi padre mejor, caminando, recochando y alegando también.



Yo tenía la esperanza de que él estaba recuperándose y que en cualquier momento él sería el mismo de antes.


Siguieron pasando los días hasta que se llegó 29 de agosto desde ese día mi padre ya era otra persona, no le gustaban las visitas, ya no comía, yo no dormía, su cambio fue tan drástico que no entendía por qué. Así pasaron 3 días cada día peor, en una ocasión 2 días antes de morir me dijo, “hija ya estoy listo para morir” no comprendía por qué me decía eso pero si sabía que él no estaba bien y me destrozó ese comentario, pues uno nunca está preparado para que alguien te diga eso.


Hasta el 2 de agosto 2019 que vi como mi padre ya no se movía solo respiraba, sus pies se iban poniendo fríos, a las 3 de la tarde salí a buscar una doctora que me ayudara, ella solo podía brindarme su ayuda a las 6pm, un primo habló con él padre para que bajara y también quedó de bajar a las 6pm.


Yo llorando caminaba hacia mí casa cuando uno de mis hermanos me llama y me dice que papá ya había muerto.


Murió de cáncer en el pulmón izquierdo debido al cigarrillo.


Sentía como mi cuerpo se iba quedando sin fuerzas, iba sola, no encontraba a nadie que me ayudara a llegar hasta mi casa hasta que una prima llegó a encontrarme, llegué a mi casa, tiré todo y lo único que hice fue tirarme encima de mi padre, verlo ahí y saber que ya no lo iba a escuchar más, saber que al día siguiente tenía que dejarlo en un cementerio solito, que sus abrazos, sus besos y su sonrisa se habían ido para siempre.


Es un momento tan duro que sólo los que ya pasaron por esto son los únicos que saben el dolor tan inmenso que se siente.


Desde ese día, mi mami se convirtió en mi fuerza.


Mi padre murió en mi cuarto y en mi cama desde entonces no fui capaz de volver a dormir ahí, tuve varios momentos en los que llegaba a casa de trabajar a encerrarme, a llorar, a escuchar música triste que recordara que mi padre ya no estaba y ahí siempre mi MAMÁ acompañándome, dándome sus palabras y abrazos de apoyo, cada noche dormía a su lado en su cama con ella, como dije antes ella fue mi fuerza siempre.


Hasta que de nuevo a los 2 meses y medio la vida me manda otra prueba más y mi mami enferma…


En octubre de 2019 comencé a ver cambios en mi madre, algo no andaba bien con ella, su comportamiento era como el de una niña, sus piernas ya casi no le funcionaban, se demoraba para comer, se le olvidaba hacer las labores, solo quería estar sentada y más nada.


Yo sabía que algo no andaba bien avise a mis hermanos, uno de ellos se la llevó para la finca a pasear y un día sus piernas no le volvieron a funcionar, ya no se podía parar y los pocos pasos que podía dar eran diferentes, ese día tenía una reunión importante de mi trabajo lo cual deje tirado y me fui a estar con mi madre, ese día mi mami ya no controlaba el esfínter de orina y los cambios eras más y más, a sus 67 años no lograba comprender porque estaba pasando eso y siempre había sido una mujer fuerte y sana.


En la noche la llevamos al hospital e inmediatamente la hospitalizaron estaba muy mal, la doctora dijo que por su comportamiento podría ser una NEURISMA en el cerebro, a los 3 días de estar hospitalizada la remitieron para Pereira Risaralda a una clínica y allá iniciaron las malas noticias, cada día era algo más y mi mami poco a poco dejó de hablar, cerró sus ojitos por varios días, ya no se paraba y todo era tan duro verla ahí, no comprendía por qué sin lograr superar la muerte de mi padre, ahora la vida me ponía esta otra prueba, me preguntaba por qué las personas más importantes. ¿Dios por qué?


Mi mami estuvo varios días en urgencias ya que no había cama para otro lugar, en uno de esos días a mi mami la tuvieron que reanimar porque se agravó, luego la pasaron a cuidados intensivos y allí cada día yo con la esperanza de que mejorará, pero no, eran malas noticias cada vez más.


Le practicaron una resonancia, yo la verdad no entendía mucho pero cuando vi esas imágenes sin que me dijeran nada yo ya sabía que nada estaba bien.


Ese mismo día en horas tipo 11 am yo le pregunté al médico que por favor me dijera el resultado de la resonancia.


Él me dijo: Por su mamá ya no hay nada que hacer, tiene un tumor (Cáncer) en el cerebro el cual le está creciendo demasiado rápido y tiene también una hemorragia en el cerebro.


Así pasaron 2 días más en cuidados intensivos hasta que la pasaron para un cuarto y allí mi mami volvió a abrir los ojos, intentaba hablar, pero era poco lo que se le entendía, pudo tener visitas las cuales la alegraban mucho.


Mi mami un día estaba feliz y el otro no, los médicos me decían que eran cambios que el cerebro hacía que fuera así pero que no significaba que estuviera mejorando.


La verdad estar en la clínica y vivir todo eso no es fácil, pero uno aprende a ser fuerte y es como si el estar día a día con ese ser querido y vivir esa dura experiencia es como una terapia de fuerza, pues así lo sentía yo.



Cuando estábamos en la clínica le ponía la canción “NO ME DEJES SOLO” la canta Gustavo Elis.


El 5 de diciembre nos entregan a mi mamá para llevarla a la casa nos dice que la llenemos de amor, de besos y abrazos, le quedaba de vida 1 o 2 meses, ella no caminaba, no hablaba, pero ya tenía de nuevo sus ojitos abiertos y así fue en casa con ella y viviendo el día a día llenándola de felicidad.


El 7 de Diciembre, ella ya estaba mal, como yo ya había visto a mi padre cuando poco a poco se iba yendo, ese mismo momento lo viví con mi madre, le dije a mi hermana, mamá está muriendo, me acerque a mi madre la abracé y le dije que descansará y le pedí a Dios que no me la hiciera sufrir que le quitara ese dolor y que la llevara al lado de mi padre. Fue duro decir eso, pero no era fácil verla ahí sufriendo.


Poco a poco fuimos avisando a más hermanos para que fueran a despedirse o a verla, hasta las 12 de la noche personas allegadas a la familia y familia estuvimos acompañándola, ella ya solo tenía la respiración, su mira ya estaba ida y sus piecitos se fueron poniendo fríos.


A la 1 am del 8 de diciembre, me fui a descansar un poco, uno de mis hermanos se quedó con ella y cuando eran las 2am me despierta mi hermano a decirme que mi mami ya había marchado al cielo.


La verdad en ese momento estaba tranquila fui donde ella, le eché la bendición, le di un beso y le agradecí a Dios por haberle quitado ese dolor porque sabía que mi mami ya estaba en un mejor lugar al lado de mi padre y de Dios.


A las 6am que llegó la funeraria me destroce no soportaba ver como se la llevaban y saber que me la devolverían en un ataúd.


En horas de la tarde viajamos a mi pueblo Pueblo Rico Risaralda en donde sería el entierro y allí iniciamos la velación con más familia y amigos.


Al día siguiente fue su entierro al ver cómo la metían en esa bóveda no soporte, me desmaye, al despertar ya estaba ahí adentro y no pude verla para decirle de nuevo cuánto la amaba.


Estas dos experiencias es lo más duro que he vivido y aunque sé que es parte de la naturaleza duele perder a esas personas que yo creía que estarían conmigo en cada momento de mi vida.


Yo soñaba con que me llevarían al altar, que llenarían de amor a sus nietos tantas cosas que sé que nunca podrán ser.


Cada día sin ellos duele aún más.


Los recuerdo cada día con amor, ese amor verdadero que siempre me brindaron, porque aunque ellos se habían separado cuando yo tenía 13 años, nunca sentí la ausencia de ninguno, siempre estuvieron conmigo.



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